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martes, 27 de julio de 2010

- Danza Postmoderna Merce Cunningham, (EEUU, 1919-2009)


De pequeño en su pueblo natal Centralia en Washington, estudio claqué, y todo tipo danzas de salón y carácter que movieron su gusto por la danza, hizó una pequeña gira con su maestra la sra. Barret en su compañía de vaudeville. Entró a la Cornish school de Seattle para estudiar arte Drámatico, y allí fue donde conoció a John Cage, quién posteriormente sería su mancuerna musical en mucho de su repertorio coreográfico.[1]
Entró a la compañía de Martha Graham en 1939 y en 1941 actúa en las coreografías El penitente (figura de Cristo), Carta al mundo (March), Toda alma es un circo (Acróbata) y otras.[2] En 1944 y 1945 baila solo, buscando un discurso propio que exprese la utilidad que le da la danza, y es precisamente la no utilidad de la danza lo que hace de los coreografías, aleja toda pretensión expresionista, todo énfasis sentimental. Para Cunningham la danza no comienza por el sentimiento sino por el movimiento, rechaza toda concepción dramática y figurativa de la danza.
Después de dejar la compañía de Martha Graham, crea su propia compañía en 1953 en el Black Mountain Collage, la cual sobresale por desarrollar una movilidad del torso y grandes extensiones en las piernas, producto de un entrenamiento que utiliza lo mejor de la técnica Graham y el ballet clásico.
Para hablar de Cunningham se tiene que abordar un poco las propuestas de sus colaboradores John Cage, Jasper Johns, Robert Rauschenberg quienes dieron un giro a la nueva forma de creación artística, que como apunta Roger Copeland en el título de su ensayo, van “más allá del expresionismo”[3]. Y como he explicado anteriormente, su discurso es el no discurso, el apostarle a la danza por la danza, a la música por la música, etc., a la separación de los elementos que integran la obra, para su ensamble. Estos artistas veían que en este tiempo hay cosas que no tienen que ver en lo absoluto con el lugar donde se encuentran, por ejemplo, una botella de coca-cola puede llegar a un lugar muy apartado de la selva Lacandona donde es muy difícil para cualquier turista llegar.
Las coreografías de Cunningham llevan consigo el elemento de azar, utilizando el I Chin, un volado de monedas o el escoger papelitos, donde se organiza el orden en que debía entrar la música, un bailarín o cualquier elemento escenográfico. También disponía de la filosofía Zen o del Tao Te King para la composición de sus obras e investigaba con la proyección de imágenes diapositivas, videos, juego de iluminación, ruidos ensordecedores o cotidianos como fuera una licuadora. La filosofía Cunninghamiana según Dallal “alejar definitivamente al coreógrafo, al creador de cualquier elemento formal pensado de antemano o producido por un impulso interior. El movimiento de bailarín debe proceder de la objetividad de la experiencia dancística, la cual queda concebida en términos de una combinación de movimiento-inmovilidad. El cuerpo humano es expresión suficiente.
La inmovilidad (como el silencio para John Cage) es experiencia estética suficiente”.[4]Una de las innovaciones en la danza por parte de Cunningam y según Roger Copelan, es que el espacio escénico de sus danzas fue descentralizado, de modo que alguien que estuviera de pie al frente y a la izquierda no era menos central para el foco visual que alguien que estuviera parado atrás al centro. Y una diferencia de la técnica dancística de Cunningham a Graham, es que Graham percibia el ballet como un antinatural vocabulario, estaba a favor de movimientos adecuados a las inclinaciones naturales del cuerpo, y Cunningham incorporó movimientos más ligeros y veloces tomados de su estudio en la Escuela del American Ballet.

FUENTES

[1] MARKESSINIS, Artemio, Historia de la danza desde sus orígenes, Librerías deportivas Esteban Saénz S. L., pag. 254 a 258
[2] DALLAL, Alberto, Danza contra la muerte, Instituto de Ivestigaciones Estéticas, UNAM, pag.168
[3] COPELAND, Roger, Más allá del expresionismo. La crítica de Merce Cunningham a `lo natural´ en Historia de la danza. Una introducción Janet Adehesad-lansdale y June Layson (editoras)
[4] DALLAL, pag.170

IMÁGENES POR ORDEN DE APARICIÓN
http://web.naplesnews.com/ceandw/032007/images/cal_merce.jpg

INTERDISCIPLINARIEDAD

En cierto momento de la historia, el hombre ya no pudo retener el conocimiento total de su momento histórico, ya que el conocimiento se había ampliado considerablemente. Surgen entonces las especialidades, las cuales pronto también se colmaron, entonces se empezó a buscar un complemento para profundizar en las investigaciones, que vienen a encontrar la interdisciplinariedad.
En la posmodernidad del conocimiento nos da cuenta que la búsqueda del mismo se configura a partir de diversas perspectivas, así que el objeto ha de ser analizado a partir de premisas disciplinares y hasta culturales diversas. Las distintas disciplinas con sus metodologías no pueden ya separarse radicalmente.
El punto de partida más rico en oportunidades para la interdiscplinariedad es el identificar problemas que no logran ser resueltos ni explicados desde una sola disciplina. Se trata de generar una dialéctica entre los diversos saberes y su diferenciación.
Con la interdisciplinariedad se amplía el potencial de mirada crítica y cuestionadora de la realidad, se posibilita la reflexión acerca de los límites y capacidades de las diversas disciplinas ir más allá de la mera aplicación de conjuntos de prácticas y metodologías, hacia una ciencia que se pregunte por su papel en el mundo complejo e interdependiente.
Interdisciplinariedad
Supone una interacción entre una o más disciplinas, que da como resultado una intercomunicación y un enriquecimiento recíproco, este no se refiere a una suma, sino a una transformación de los enfoques con que se aborda un objeto específico.
Multidisciplinariedad
Una forma de cooperación entre disciplinas sociales, donde distintos científicos con su propio enfoque analizan un tema con sus teorías y métodos propios, para exponérselo a otros que hacen lo mismo. Cada científico social expresa sus argumentos ante un problema. Se transforma un equipo de trabajo, donde sólo suman las disciplinas, pero no hay un enfoque nuevo.
Fuente:
RUÍZ, Martín del Campo Emma.

martes, 13 de julio de 2010

HABITAR

Definir y delimitar el concepto de habitar, que tiene que ver necesariamente con una forma filosófica remota de ser y estar. Encontrar la naturaleza del conceptos de “habitar”, es un proceso en el cuál me encuentro, pero algo que me ha dicho Martín Heidegger, es que -habitar tiene que ver con construir (van juntos), y a la vez que todo construir es ya un habitar-.
Estas palabras tienen relación, construir es entendido como algo que se edifica, que se produce una obra, la cual tiene por finalidad el habitar. Pero según Heidegger construir también trae consigo un guarnecer, un proteger, un cultivar. Así construir y cultivar son medios para el habitar.
La esencia de la vida según Heidegger es cómo habita el hombre en la tierra, ya que el mundo es su morada.
“La relación del hombre con los lugares y, a través de los lugares, con espacios descansa en el habitar. El modo de habérselas de hombre y espacio no es otra cosa que el habitar pensado de un modo esencial.”[1]
Entonces necesariamente habría que buscar un significado de lugar para entender a profundidad el planteamiento anterior. El mismo Heidegger, habla del espacio en este mismo ensayo, cuando habla de que los espacios que atravesamos todos los días están dispuestos por los lugares, que la esencia de estos lugares tienen su fundamento en cosas del tipo de las construcciones.
Citaré de nuevo a Heidegger para terminar de comprender la esencia del concepto lugar.
“El puente es, ciertamente, una cosa de un tipo propio…..de tal modo que otorga (hace sitio a) un paraje. Pero sólo puede abrir un espacio a un paraje aquello que en sí mismo es un lugar. El lugar no está ya presente antes del puente. Es cierto que antes de que esté puesto el puente, a lo largo de la corriente hay muchos sitios que pueden ser ocupados por algo. De entre ellos uno se da como un lugar, y esto ocurre por el puente. De este modo, pues, no es el puente el que primero viene a estar en un lugar, sino que por el puente mismo, y sólo por él, surge un lugar.”[2]
Tenemos pues que el lugar siempre estará supeditado a un espacio, un lugar que necesariamente tuvo que ser construido y siempre con el fin de habitar, a la vez que cuando se está construyendo ya se está habitando.
“La esencia del construir es el dejar habitar. La consumación de la esencia del construir es el erigir lugares por medio del ensamblamiento de sus espacios. Sólo si somos capaces de habitar podemos construir…el construir recibe la indicación para su erigir lugares.”[3]
Entonces siguiendo en la sintonía de que habitar es construir, pero también un construir cuidando; con nuestras manos, con nuestra experiencia y nuestro instinto (cuerpo, naturaleza, presencia, o, cuerpo, mente, espíritu) el simple cuidar ya es un construir, Heidegger piensa que el SER del hombre descansa en el habitar, en toda su extensión de habitar, en el sentido de residir de los mortales en la tierra.
“Pero «en la tierra» significa «bajo el cielo». Ambas cosas co-significan «permanecer ante los divinos» e incluyen un «perteneciendo a la comunidad de los hombres». Desde una unidad originaria los cuatro — tierra, cielo, los divinos y los mortales — pertenecen a una unidad.”[4]
Esta unidad de los Cuatro elementos es la Cuaternidad, de la que habla Heidegger. Los mortales están en la Cuaternidad al habitar. Pero el rasgo fundamental del habitar es el cuidar (velar por) esta cuaternidad. Y esta es la esencia del habitar, la forma o la cualidad de habitar el hombre en la tierra, de ser en su habitar. En palabras de José Ignacio López Soria:
“El proteger habitando o el habitar protegiendo tiene, así, una triple función: salvar a la naturaleza en cuanto que no se la esclaviza ni sobreexplota y se respetan sus ritmos, bendiciones e inclemencias; promover una actitud abierta a lo inesperado (a lo que algunos llaman los sagrado o lo divino) aguardando las señales de su llegada y los indicios de su partida; conducir a los humanos hacia una buena muerte.”[5]


[1] José Ignacio López Soria, Todo construir es ya un habitar, http://jilopezsoria.blogspot.com/2009/06/heidegger-puente.html.

[2] Martín Heidegger, Construir, habitar, pensar Buenos Aires, 2004. http://www.laeditorialvirtual.com.ar/Pages/Heidegger/Heidegger_ConstruirHabitarPensar.htm
[3] Op. Cit.
[4] Op. Cit.
[5] Op. Cit. José Ignacio López Soria.